Desde niña siempre de ha gustado pasear por el centro histórico de la Cd. De México todo en el es fascinante, pero hay algo que desde entonces me hacia soñar, al pasar por la Calle de Madero (antigua calle de Plateros) algo que llamaba poderosamente mi atención eran las joyerías y dentro de ellas los anillos, en especial los de compromiso, toda vida me han contado que dicha joyita es el preludio de una relación duradera y un bonito matrimonio, dentro de mi sueño jamás me pregunte la piedra del anillo iba ser un solitario, un brillante o diamante, de cuantos quilates iba a ser el oro donde iba montada la piedra, si era de oro blanco, tradicional o florentino, si la montura era original, de diseñador o de aro común, no mi pregunta no era esa, mi pregunta era que anillo me iban a dar llegado el momento y sobre todo quien lo iba hacer.
Por supuesto que si me interesaban las marcar al fin y al cabo en esas joyerías encuentras Tiffany, Cartier, etc, también soñaba con el momento de la entrega, seria romántico, será espectacular, en donde en un cena en un lugar singular donde?, pasaron los años me enamora y el feliz momento llego y de la forma mas inusual.
Estaba por casarme era 14 de febrero mi novio en aquel entonces era un chico de escasos recursos, por lo que viajábamos en metro (si la fabulosa limosina naranja del ciudad) y entonces en la estación Juárez bajando las escaleras para tomar el transporte, ahí estaba mi chico pensativo, con la timidez que siempre lo ha caracterizado esperando que yo llegara, cuando lo salude sus ojos no buscaban los míos pensé que algo le pasaba, pero no, entonces que de la bolsa de su pantalón saco un cajita de regalo en forma de corazón, no me extraño era día de San Valentín, eso sí me emociono, abrí el regalo y ahí estaba… mi precioso anillo de compromiso, era un anillo sencillo sin grandes pretensiones y sin gran valor monetario, de oro si, el mas sencillo que encontró (y lo que estuvo al alcance de su bolsillo) eso si con una montura muy especial pues no he vuelto a ver otra igual, si mí anillo era y es único, sin palabras lo saco de la caja y lo coloco en mi dedo de la mano izquierda (un poco apretadito pero entro jajajajaja) no hubo palabras sus ojos me dijeron todo (esos ojos que tanto me han enamorado), y entonces mi anillo se convirtió en el mas valioso del mundo, pues en la mano llevó puesto una promesa de amor que a la fecha se ha cumplido… he sido muy feliz.
Hoy día sigo paseando por la calle de Madero, viendo joyerías, suspirando por las joyas preciosas, pero desde entonces los anillos de compromiso ya no me llaman la atención pues se que yo traigo el mas valioso del mundo… uno dado con amor.
Feliz 14 de febrero
Por supuesto que si me interesaban las marcar al fin y al cabo en esas joyerías encuentras Tiffany, Cartier, etc, también soñaba con el momento de la entrega, seria romántico, será espectacular, en donde en un cena en un lugar singular donde?, pasaron los años me enamora y el feliz momento llego y de la forma mas inusual.
Estaba por casarme era 14 de febrero mi novio en aquel entonces era un chico de escasos recursos, por lo que viajábamos en metro (si la fabulosa limosina naranja del ciudad) y entonces en la estación Juárez bajando las escaleras para tomar el transporte, ahí estaba mi chico pensativo, con la timidez que siempre lo ha caracterizado esperando que yo llegara, cuando lo salude sus ojos no buscaban los míos pensé que algo le pasaba, pero no, entonces que de la bolsa de su pantalón saco un cajita de regalo en forma de corazón, no me extraño era día de San Valentín, eso sí me emociono, abrí el regalo y ahí estaba… mi precioso anillo de compromiso, era un anillo sencillo sin grandes pretensiones y sin gran valor monetario, de oro si, el mas sencillo que encontró (y lo que estuvo al alcance de su bolsillo) eso si con una montura muy especial pues no he vuelto a ver otra igual, si mí anillo era y es único, sin palabras lo saco de la caja y lo coloco en mi dedo de la mano izquierda (un poco apretadito pero entro jajajajaja) no hubo palabras sus ojos me dijeron todo (esos ojos que tanto me han enamorado), y entonces mi anillo se convirtió en el mas valioso del mundo, pues en la mano llevó puesto una promesa de amor que a la fecha se ha cumplido… he sido muy feliz.
Hoy día sigo paseando por la calle de Madero, viendo joyerías, suspirando por las joyas preciosas, pero desde entonces los anillos de compromiso ya no me llaman la atención pues se que yo traigo el mas valioso del mundo… uno dado con amor.
Feliz 14 de febrero
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